Rincón de los sueños

Anhelo tu boca, extraño su sabor. El tuyo. El sabor que tanto me gusta... Cierro los ojos y recuerdo el primer beso que me diste, levantándome la cara por el mentón con íntima complicidad. Posaste tus labios sobre los míos, tan cálidos y suaves. Tus manos se deslizaban rítmicamente por mí espalda mientras nuestras lenguas comenzaban a jugar. Sentí mi realidad desvanecerse contigo en aquel beso largo, potente y ardiente. Aquel beso que dio paso a mucho más. Besos cortos y rápidos, profundos y sensuales, húmedos y calientes. Besos que me faltan esta noche y cada día. Besos que perduran en el tiempo. Tus besos, los de tu boca, los únicos que quiero. Amo esa boca desde el momento que la vi, como tu amaste la mía. Te la dí, y con ella todo lo demás sin condición ni lamentos. Como podría arrepentirme de aquello, de ti, si tú eres quien me da vida cuando no me la quitas. Quien me hace aguantar y avanzar mientras el mundo se tambalea. Tú, que me haces llorar de miedo, de rabia, de celos. Tú,

Aquella tarde de otoño el miraba al techo de su habitación desde la cama, y ella con la mirada perdida a través del cristal, pero ambos tenían algo en común se pensaban el uno al otro. El la veía como algo frágil a lo que poder cuidar cada día y ella lo veía como alguien que la protegería cada día. Pasaban los meses viajes por separado, misma clase; pero no se atrevían a decírselo por que temían el rechazo del otro. 

Que no todo lo que empieza bien termina de la misma manera, no todo es como lo vemos o pensamos. Llega un día en que te sientas y te paras a pensar en lo deprisa que has vivido, en lo rápido que pasa el tiempo, la gente que entra y sale de tú vida; sabes ese día que nada de lo que te rodea era igual que antes, te das cuenta que el sol no sale por donde salía antes, que la luna brilla más que ayer y aquella sonrisa no es la misma porqué tú ya no eres su razón. Pasan los días sabes que por más que pase el tiempo, la vida se sigue marchitando como una rosa en otoño. De pronto viene aquel vago recuerdo, el recuerdo del último otoño, el último beso, ese beso en el que más amargo adiós era inevitable, porque ya no eras su razón para seguir viviendo, sólo eras un capítulo más en su larga historia. Con la caída de la primera hoja, brota su primera lágrima esa que le lleva al primer beso, a la primera vez que se vieron, quién sabe a donde le llevarán sólo sabe que con cada lágrima que por s

Era una tarde de otoño fría y lluviosa, como siempre ella miraba por la ventana ver el agua caer. Aquella tarde no fue como cualquier otra,fue algo especial le vinieron miles de recuerdos;recuerdos que una dolían. Todavía se acordaba de el,de cuando le daba calor en los días más fríos y le alegraba los días grises,sabia cuando estaba bien y cuando no,...solo eran recuerdos que aun dolían. Dolían por que aun le quería,aun sentía cosas por el..... Eran cenizas sin apagar de un fuego que nunca debió de perderse,que nunca debió morir, solo eran eso cenizas sin apagar. La daba miedo decirle que todavía le quería,que todavía lo amaba y lo peor de todo que todavía sentía por el cosas,que nunca llegaría a sentir por otro que no fuera el. Aquel día le basto llorar para darse cuenta del error, de su error el que nunca debió cometer,el dejarle escapar para siempre.