Tu boca (ánonimo)

Anhelo tu boca, extraño su sabor. El tuyo. El sabor que tanto me gusta... Cierro los ojos y recuerdo el primer beso que me diste, levantándome la cara por el mentón con íntima complicidad. Posaste tus labios sobre los míos, tan cálidos y suaves. Tus manos se deslizaban rítmicamente por mí espalda mientras nuestras lenguas comenzaban a jugar. Sentí mi realidad desvanecerse contigo en aquel beso largo, potente y ardiente. Aquel beso que dio paso a mucho más. Besos cortos y rápidos, profundos y sensuales, húmedos y calientes. Besos que me faltan esta noche y cada día. Besos que perduran en el tiempo. Tus besos, los de tu boca, los únicos que quiero. Amo esa boca desde el momento que la vi, como tu amaste la mía. Te la dí, y con ella todo lo demás sin condición ni lamentos. Como podría arrepentirme de aquello, de ti, si tú eres quien me da vida cuando no me la quitas.
Quien me hace aguantar y avanzar mientras el mundo se tambalea. Tú, que me haces llorar de miedo, de rabia, de celos. Tú, que me regalas alegría, emoción y esperanza. Tú, que me das todo  lo bueno y lo malo. Tú, con tus idas y venidas siempre anclado en mí. Sigo con los ojos cerrados, esperándote, sumergida en el recuerdo de tu olor, tu tacto, tu sabor. Te prometo que te robaré todos los besos de esa boca tuya que aún en el tiempo busco y en la distancia amo. 

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