Ave Fénix
El quizás que empezó siendo una casualidad y que terminó arriesgando cada sonrisa al mejor postor, tu mirada. El mismo que cada día caminaba por el abismo de tus caricias y besos en esas tardes abrazados en el sofá. Las tardes de charlas interminables en cualquier café hasta el cierre. O esas veces en el que una mirada cómplice solo pedía 5 minutos más en tus abrazos. El verano que provocó un giro inesperado en nuestras vidas y las convirtió en una aventura constante llena de sueños, besos, risas y miles de momentos. Esos ratitos de playa en los que jugábamos como niños pequeños. Las excursiones llenas de nuestras tonterías y de esas tomas falsas que solo se quedaron grabadas en nuestra retina. Las noches de series antes de ir a dormir. Las fotos que recuerdan que arriesgar, apostar e ir a por todo solo lo hacen los que viven el aquí y ahora; los que no le temen a lo desconocido y se dejan llevar por lo que sienten. Esos días con sus buenos días y buenas noches. Con los mensaje