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Mostrando entradas de agosto, 2020

El cielo arde

El cielo arde y bajo él, un mundo que se consume lentamente por la sin razón de una sociedad corrompida. El cielo arde y muestra su cara más cálida después de un mal día en la oficina.  El cielo arde y a penas lo logro ver. Miras arriba y ves que el sol se esconde, entre las nubes, porque le da miedo decir a luna lo bonita que está cuando brilla en la noche más fría. El cielo arde y a mi memoria, vagamente, llegan pequeños retrazos de aquellas últimas tardes de verano antes de volver al colegio.  El cielo no arde solo avisa que este verano, tan raro, termina y da paso a los tonos cálidos del otoño; y al crujir de las hojas tras tus pasos. El cielo arde por que ya no te verá tirado tomando el sol; ahora te verá jugando a saltar los charcos.  Y al mirar al cielo pienso en que punto de mi camino estoy para alcanzar la luna.

Cibeles

Aquella noche con las calles de Madrid bajo nuestros pies descubrí  una parte de él que jamás llegué a imaginar que la conocería. Recordé velozmente como nos conocimos y empezamos hablar de aquella forma tan particular.  Aquel día entendí lo que unos meses antes me dijo que le sacaba una sonrisa después de un día malo. Tal vez sin el saberlo me sacaba una sonrisa con cualquier tonteria y que conocerle era tener suerte de compartir con alguien como él el tiempo.  Aprendí a ir a por todo, a ver las cosas de otra manera y sobre todo a disfrutar de los pequeños detalles.  Pensar que todo empezó con sacar parecidos y terminamos por cajas xl de chuches con piques por videollamada. Que aunque no nos veíamos sacabamos unos minutos para hablar y que luego siempte que se podía se hacía cualquier plan con tal de disfrtuar de la compañía.  Aquella noche con una copa de vino, nuestras risas, las vistas de la Cibeles y la buena compañía me di cuenta de la suerte que tenía al compartir mi tiempo con

Mi lugar

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Mi lugar.  Mi refugio. El sitio donde conecto conmigo mism@.  Ese lugar en que respirar y relajarte hace ver el mundo de otra forma.  Donde escaparme de mis demonios es más fácil. El mismo que me recuerda que si una vez fui feliz; ahora lo soy más mereciendo el doble que aquella vez.  Ese pequeño lugar que me transporta a aquella maravillosa etapa de mi vida en la que un raspón en mi rodilla era mi mayor problema.  Todos tenemos ese lugar al que huir cuando nos hacemos pequeños dentro de nuestro propio infierno. 

Sencillas cosas que son momentos

Las cosas sencillas son aquellas capaces de sacarnos de nuestro mundo un ratito y son las mismas que nos hacen ver el tipo de personas que tenemos a nuestro alrededor.  Son esos momentos que compartes con tu entorno desde una merienda a un viaje.  Es esa colección de saltos al vacío cuando decides arriesgarte y tras el resultado aprendes algo nuevo.  Son esas simples cosas como un que tal, escribe cuando llegues o el simple hecho de invertir tu tiempo en mandar un mensaje o en quedar con esa persona aunque sean 5 minutos solo. Es todo aquello que nos rodea y nos hace darnos cuentas que nuestras decisiones a veces, solo, no son más que un parche a un problema aún sin resolver; los cuales poco a poco se apilan como la ropa en una silla.  Se aprecian cuando entiendes que el mundo con esas sencillas cosas es un lugar mejor.