La experiencia
Hoy,
entre estas cuatro paredes de la habitación de la residencia,
recuerdo vagamente por culpa de este maldito Alzheimer aquellas
tardes en las que a mis hijos y nietos, años atrás, les contaba
cosas de mi juventud y como ansiaban que les contase mi “experiencia”
como así lo llamaban ellos.
Como
si fuesen los flashes de una cámara fotográfica me viene a mi
memoria aquel recuerdo de aquellos días en los que les contaba mi
paso por el centro de mayores y como borrosamente veo sus caras, y
oigo sus voces dentro de mi diciéndome cuéntanos tu experiencia por
fa... Y como yo les contaba con felicidad aquellos meses en los que
poco a poco me cogieron cariño, y como desde el primer momento me
trataron como una más de aquella especie de familia que hacían.
También, aunque no puedo decírtelo con certeza, les contaba alguna
que otra anécdota o cosas que hacíamos allí.
Como
ya he dicho todo viene borrosamente, a modo de flashes, debido a que
el Alzheimer poco a poco me va consumiendo desde hace tres años. Y
esto conlleva a que no recuerde a mis hijos algunas veces o incluso
ni reconocer a la persona que lleva a mi lado desde hace treinta y
cinco años.
Volviendo
a lo que os estaba contando de aquellas tardes sentados todos en el
salón con un chocolate caliente y oír a mis hijos, y nietos debatir
entre ellos para dar sus opiniones. Siempre les decía: “De
aquellos meses me llevo muchas cosas entre ellas consejos y grandes
lecciones que aprendí a través de sus historias. Lo importante es
que vosotros sepáis como cuidarnos cuando nosotros seamos viejos y
no nos sepamos valer por nosotros mismos o que cuando os hagamos
perder la paciencia sepáis como no perderla vosotros. Debéis saber
que las enfermedades suelen ganarnos las partidas pero a veces
nosotros las vencemos y cuando esto ocurre sabemos que un día puede
que no sea así. Lo único que permanece en nosotros es el cariño y
eso se tenga la enfermedad que se tenga no se puede vencer.”
Sintiendo
una extraña sensación recorrer mi cuerpo; quiero decirte que aunque
las enfermedades nos consuman hay cosas que no olvidamos como el
cariño de la gente que está a nuestro lado.
También
decirle, que ahora que me encuentro en esta situación aunque nadie
lo sepa, he llorado por dentro de la rabia e impotencia que da no
reconocer a la gente o sentir a veces que no te vales por ti mismo.
Decirle
querido lector que el Alzheimer es una enfermedad que poco a poco te
va robando los recuerdos y que vorazmente te va consumiendo tanto que
te hace más vulnerable. La persona que la padece le parece una
prisión de la que no puede salir en la que se encuentra presa de
sus temores y que lentamente va ganando la partida. Como me dijeron
una vez “la vida es un tango que hay que saber bailar” pero a
veces esa vida lleva el control a tal nivel que cuando te das cuenta
te ha robado, como un ladrón, la vida de la que ya no se es dueño.
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