Clímax

Una mano se desliza bajo la sábana buscando una piel que rozar. 
Su mano, traviesa, se apresura a iniciar una excursión por debajo de la camiseta.
Asciende por su espalda acariciandola y mientras se detiene en sus lunares, pequeñas heridas y esos granitos que sabe que tanto le molestan. 
Se levanta para observar la imagen tan perfecta con la que se despierta.
La respuesta no se hace esperar se gira, coge la mano juega con ella y le dedica una sonrisa picarona.
Sabe que lo que viene ahora es puro fuego, es contemplar su desnudez al completo y disfrutar de cada movimiento. 
Pequeños gemidos llegan a su oreja mientras besa su cuello y la respuesta es coger su cabeza con una mano, y poner la otra en su espalda apretandola contra él. 
En ese momento de clímax se acelera su pulso y los gritos de placer van en aumento con la intensidad de los movimientos.
De pronto dos gemidos a la par salen y se juntan para fundirse en uno solo. 
Mientras en ese instante ambos disfrutan del otro. 
De nuevo vuelve a contemplar su pelo revuelto, su piel tocando la suya y su respiración rozando su cuello. 
Después viene ese café con un moño mal echo, una camiseta de él y las sonrisas de complicidad. 

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