Rozando el cielo

Todo lo que quedó de aquella noche fue el fuego de nuestros cuerpos buscándose y todas aquellas palabras que se ahogaron en un gintonic casi rozando el cielo de Madrid.

Fue tan efímero que cuando nos dimos cuenta cada uno iba por un camino diferente.

Piensas en lo que echas de menos esas sonrisas de complicidad, esas llamadas hasta las tantas y de aquellos pequeños detalles que mejoraban un mal día.

Tal vez nuestro error fue ir sin frenos en esta locura que nos hacía feliz. Que arriesgamos y apostamos sin importar el resultado. 

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