Café

Ante la humeante taza de café y el ruido del mar de fondo. Me sumergí en mis pensamientos y entre ellos navegué sin tener consciencia del tiempo. 

Pasé de largo por los recuerdos más amargos, las heridas que aún sangraban y por esas veces que arriesgue; y aposté por algo sin miedo.

Me di cuenta de pronto que una mano se posaba en mi hombro y una voz, suave y vacilona, decía en mi odio tranquila pequeña todo irá bien mientras sus brazos me rodeaban.

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