Resiliencia

Nos obligamos tanto a ser algo que no somos o actuar como no lo haríamos nunca sin darnos cuenta que nos perdemos a nosotros mismos. 

No hay que tener miedo a que el mundo vea cómo somos y disfrutar de la vida con la ilusión de un niño.

A veces estaremos arriba y otras abajo. Un día nos cargaremos más peso y otro nos quitamos parte de él. Otros nos amaremos y otros nos odiaremos. 
Así será siempre porque no aceptarnos, no entendemos o pararnos a escucharnos a nosotros mismos es un trabajo que requiere tiempo y paciencia.

No es malo sentir todo con mucha intensidad o con poca. Llorar por todo o reír por nada. Querer arriesgarlo todo o simplemente vivir el momento. 

No es malo ser uno mismo. No es malo soñar a lo grande y mientras lo haces por el camino alcanzar tus pequeños sueños. Tampoco es malo vivir con intensidad cada momento. 

El mundo aún no está hecho para aquellas personas que aprendieron un día a escucharse, valorarse, a respetarse y quererse o a entender que las cosas a veces no son como las imaginamos. Porque aún nos da miedo expresarnos tal y como somos.

Aprender a descargar la mochila de los daños, los errores, los desamores, las decepciones, los traumas o de las veces que nos machacamos a nosotros mismos; es algo que requiere tiempo y saber pedir ayuda a tiempo.

Sé tu mismo y vive cada día con la misma intensidad con la que sueñas de poder pisar alguna vez la luna. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Autocarta

Nuevos Comienzos

Cerrando ciclos