A la sombra de un olivo

Cada día a la hora del recreo el la observaba, le gustaba, le intrigaba pero a la vez se decía que como una chica así podía estar sola a la sombra de un olivo y con un libro entre sus manos.

Ella una chica de ojos color café y piel morena; se refugiaba entre libros de diversos autores entre ellos los de Julio Verne, su preferido. Notaba como siempre que alguien la observaba, pero se decía a ella misma que él no podía ser. Lo que no sabía es que a él le gustaba y no paraba de mirarla cada día.


Decidido un día se acercó a ella y la preguntó si podía sentarse al lado suya; ella le contestó que no había ningún problema. En aquel momento se dio cuenta que compartían cosas y la invitó a tomar algo por la tarde. Aquella tarde descubrieron cosas y rieron como nunca, ambos compartían la admiración por Julio Verne, por los personajes y sus historias.


Aquel autor los unió; ambos sabían que aquello, iba a ser más misterioso que la isla del capitán Nemo y quien sabe habría mil cosas mas. Él empezó a irse con ella bajo el olivo cada día, lo que no sabían era hasta donde iba a llegar aquello…

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