Diario de un desamor

Semana una sin ti: 
Desde aquella noche mi almohada se convirtió en una esponja que absorbe cada lágrima derramada. Es la primera semana sin ti y aun no se que hacer, como ocupar las horas que antes llenaba de momentos contigo, siento que los días no transcurren como lo hacían antes y es que me he dado cuenta que eras tú quien me conocía tan bien que con solo mirarme sabías si me pasaba o no algo. Ahora en el silencio tan pulcro de esta habitación, en la que escribo mi dolor, solo se oye el tic tac de un reloj parado en las seis en punto marcando la hora en la que me confesaste no amarme más y en la que tu adiós rompió mi ser en mil pedazos. Puede que sea tonta por recordar momentos pasados ya, pero es en lo único que me puedo aferrar ahora que tu ausencia se va notando cada vez más.
Semana dos sin ti:
Me ahogo entre las lágrimas y en cada suspiro que doy solo pienso en que tú me oirás, y vendrás corriendo para calmarme pero sé que no será así. Me siento en el viejo sofá me acurruco sintiendo como las horas me pesan y notando lo despacio que va el tiempo. Hoy ha venido a verme una amiga intentó animarme pero todo esfuerzo fue en vano; me dijo que tenía que salir y disfrutar de la vida pero la única contestación que encontró fue un sonoro silencio, y el sonido de un corazón que iba a destiempo latiendo. 
A veces camino por la casa y miro por las ventanas veo a la gente pasar, y las veo sonreír algo que no hago desde tu fatídica marcha. 
Siento que sin ti nada de lo que tengo a mi alrededor y he conseguido tiene sentido pues eras tú quien me apoyaba, y me hacía ver que todo era mucho más fácil.
Me dicen que te han visto sonreir, que caminas de la mano de otra persona, que eres feliz y sobre todo que no tienes culpa alguna por haberme dejado sola en esta fría soledad. Ojalá pudiera volver atrás y aprovechar más cada segundo que junto a ti pasé pero para que serviría solo para hacerme más daño, y entender que dejarme aquella tarde fue un duró golpe.
Mes uno sin ti:
Aun me escuecen las heridas que tus últimas palabras me hicieron aquella tarde. 
Las noches ya no son lo mismo desde que tu no me haces reír con tus tonterías y tu boca no recorre cada rincón de mi cuerpo.
Recorrer las calles de esta preciosa ciudad son la escapatoria para poder olvidarte. Aún dueles y no se por cuanto tiempo más sea así tal vez quien sabe sea durante un tiempo y aunque conozca a más hombres se que con ninguno sentiré lo que a tu lado sentí, y fui.

Querido diario: 

Se que llevo tiempo sin escribir en tus páginas pero quiero que sepas porque lo hice. Decirte que el tiempo es quien cura cada una de nuestras heridas y quien poco a poco todo lo vuelve a la normalidad; también sé que quizá nunca vuelva a encontrar a alguien como él pero cada día de alguna manera recodaré lo feliz que fui junto a él. 
Con esto decir que puede que no escriba más en estas blancas hojas aquella bonita historia y en que en ellas a partir de hoy solo el polvo que se acumule será tu fiel compañero.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Autocarta

Nuevos Comienzos

Cerrando ciclos