Aleteo
Sentir que eres libre al volar sin alas.
Que no le tienes vértigo a coger la altura necesaria para saltar al vacío y comerte el mundo sin miedo alguno.
Saltas, sin titubear de si es o no la mejor opción, y cuando caes tu mente trabaja en las mil opciones que tiene para aterrizar.
Al aterrizas caes sobre ese salvavidas que llamas zona de confort y te pones en pie; y decides seguir uno de los tantos caminos que tienes para llegar a tu objetivo, a la meta.
Piensas en un primer momento que elegir lo fácil y lo que conoces es la mejor opción. Pero pronto descubres que no estás creciendo y que te boicoteas continuamente para no llegar a tu objetivo.
Retrocedes a la casilla de salida otra vez y comienzas de nuevo.
Ahora decides que salir de esa zona no es malo, que probar y arriesgar no está mal; y que ponerte de prioridad a veces es algo sano y no malo.
Ves que aunque vas con miedo cada día das un pasito más con determinación. Y mientras decides que centrarte en ti, que cuidarte y decidir ser egoísta no es tan malo como te dijeron. Que aprendes a ser tu prioridad, a querer cada día un poquito más y sobre todo a empezar entender el mundo como el lugar ese en el que te pierdes, te encuentras y descubres.
Descubres que decir lo que sientes o piensas no es malo. Descubres que decir a tiempo te quiero, te necesito o te extraño evita que tú yo futuro se repita que le faltó decirle algo a otra persona. Descubres que cuidarte y saber escucharte es ganar en felicidad.
No siempre ganas cuando consigues algo por que también puedes perder por ello mismo; y otras veces será al revés ganas cuando pierdes o sacas de tu vida todo aquello que no te permite avanzar.
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