Pequeños gestos

La diferencia de los pequeños detalles.
Ese hueco invisible que sacas de donde sea cuando al otro lado se encuentra una persona que te importa. 
Los pequeños gestos que salvan días de mierda.
Ese pequeño texto tan simple que te hace ver que hay gente con la que puedes contar.
El instante en el que recibes un puedes y le precede una llamada inesperada de esa persona que te salva de tu mundo unos segundos.
La forma en la que pones mil soluciones a un no tengo un día libre para verte.
Cuando muestras las ganas de ver a alguien en un simple aunque sea me conformo con verte diez minutos.
Son los pequeños gestos los que hablan más de una persona que las palabras. Los mismos que te hacen ver con quién puedes o no contar. Esos que te dicen que hay gente que merece mucho la pena. Es cuando entiendes que hay gente que da mucho por qué es mucho. 
Te escusas en el no tengo tiempo o en el pienso en mi sin darte cuenta que hay personas a tu alrededor que saben parar su mundo para escribirte o simplemente verte. 
Somos la generación de las mil y una formas para poner un pretexto cuando algo nos da miedo o cuando conocer a alguien nos agobia; y en vez de hablar, y expresar lo que pensamos huimos por qué es lo fácil. 
Por qué preferimos un da miedo antes a un arriesgo y apuesto por esto o lo otro. 


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