Ella

Ella tímida y segura de si misma, frágil como él cristal, de piel color canela y ojos de un café intenso. Nunca llego a imaginar que llegaría tanto a cambiar su vida, como lo había echo.
Una mañana se miró en él espejo y vio a una mujer, y no a la niña que era antes, que había madurado a base de tropezarse con la misma piedra cientos de veces y que iba construyendo poco a poco su vida como si de un castillo de naipes se tratase; que se levantaba y acostaba pensando en él y en como iba a ser él día siguiente que le tocaría hacer en su trabajo, etc.
Entonces fue cuando comprendió que él tiempo cambia a las personas y las hace más fuertes.
Todos lo días se acostaba con él mismo pensamiento que mañana iba a ser mejor que él día anterior.
Solo, entonces, comprendió que era una niña atrapada en un cuerpo de mujer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Autocarta

Nuevos Comienzos

Cerrando ciclos