Conexiones

Aquella mañana supe y entendí que a veces no se trata de comprender sino de aceptar las cosas como ocurren.
Mientras la música entraba de lleno a mi cabeza, los pensamientos empezaron a vagar entre las conexiones sin encontrar la que encagara con ellos.
Fue cuando comprendí que aquel día acepte la realidad y asumí el riesgo que suponía empezar aquella historia, otra de tantas que llena las páginas de esto llamado mi historia, en la que un para siempre serían unos meses. Decidida la empecé y conocí a la mejor persona que he podido llegar a conocer, encontré sentido a cosas que purulaban en mí  y me hizo crecer como persona.
Aquel final llegó y aun sabiendo que era una realidad conocida ya, me dolió oír aquellas palabras y no hice otra cosa si no llorar. Entre aquellas lágrimas iban los días de risas y los buenos momentos, las palabras susurradas al odio, días llenos de besos y conversaciones de horas.
Pasaron los días y supe que aún no se había terminado aquello porque él seguía a mi lado como un amigo más, uno que me conocía bien y que siempre estaba hay con un buen consejo, esa persona que aun sabiendo mi historia mis miedos todo de mi se quedó a mi lado. Ese alguien al que miras a los ojos y le cuentas todo, esa persona que se convierte de pareja a mejor amigo y que sigues escribiendo historias con él aun así sabiendo todo de ti se queda a tu lado.
 Solo entonces entendí lo que realmente es la palabra amistad, es aquello que tenemos con una persona que a pesar de saber lo malo de nosotros aun sigue a nuestro lado ayudandonos en nuestro camino a conseguir nuestras metas.
El tiempo no pone nada en su sitio lo pones tú, el solo te hace entender que a veces las cosas hay que aceptarlas y no comprenderlas.

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