Y llegaste tú

Ella frágil como la porcelana se mecía en aquel columpio como el ave que intenta volar alto para tocar las nubes. En aquel balanceo se sentía libre y sin nada que la atase, sentía como la suave brisa rozaba sus rosadas mejillas, se sentía en completa armonía con su alrededor.
Cuando se balanceaba en aquel oxidado columpio se acordaba de aquellos sueños que de pequeña tenía y como ahora solo eran ilusiones dibujadas en una mente llena de daños, y falsas esperanzadas por no conseguir todo aquello que se proponía.
Aun recordaba aquellos paseos por la arboleda cuando de su mano caminaba, de como solo le preocupaban los raspones cuando se caía de niña, de como había cambiado tanto ella como todo su alrededor y de como se había transformado en una mujer fiel a sus principios.
Que podía esperar de todo aquel caos que aun la atormentaba en las noches y por ello parecía un alma en pena en las mismas.
Ahora que se paraba a pensar en él encontró lo que jamás llegó a imaginar. Recordó como encontró en aquel tímido chico, de ojos color café intenso, a su confidente; a ese amigo que jamás pensó que llegaría a tener y en como el tiempo que junto a él pasó fue para ella la octava maravilla del mundo, su mundo. Aprendió el verdadero significado de la palabra amor en cada acto que hacia ella tenía, como por ejemplo cuando la abrazaba mientras lloraba después de una pesadilla o cuando la escuchaba mientras le contaba como la había ido en el trabajo. En definitiva pequeños detalles que para ella significaron mucho.
Con el paso del tiempo aprendió a vivir sin esos detalles y sin esas muestras de afecto hasta que un día encontró una persona que la hizo girar su mundo, y recompuso todo aquello que destrozó con lágrimas. A pesar de sus miedos, ambos sabían que estaban hechos el uno para el otro; ella le daba seguridad lo complementaba y él la complementaba con cada consejo o historia que hacían que ella confiará mas en si misma.
Él aprendió a no tener miedo al amor cuando la conoció le daba tanto y todo era bueno, que significaba por una vez que iba en el camino correcto. Ella volvió a componer su mundo y lo construyo de risas, de metas y retos, pero también lo lleno de besos y te quieros.
Ambos eran el uno para el otro, eran como las manos que se entrelazan cuando se da un beso lleno de pasión.

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